“Cada hombre tiene mil caras bajo su rostro, mil vestiduras sobre su desnudez y mil nombres para ser llamado. Cada hombre es niño y al mismo tiempo hombre, es cocinero un lunes en la noche y abogado de alguien más un viernes en la mañana; es deportista el sábado en el parque y vigilante de personas y cosas durante la mitad de su tiempo. Los seres humanos somos seres duales integrando ambas caras de varias monedas en una sola entidad, integrando la luz y la sombra: el ser humano es policía y es ladrón, es alumno y es profesor, es acusador y es acusado, es verdugo y es atormentado; cada hombre y cada mujer es hombre y también es mujer. Cada ser humano es rey y también esclavo. Eso es lo que soy durante este breve periodo de tiempo: esclavo.”

“Heme aquí, existiendo como una marioneta bajo el control de la voluntad de alguien más. Heme aquí, reconociendo la existencia humana desde la posición más humilde posible e intentando comprender si alguna vez hemos sido libres… si la libertad existió alguna vez…”

Tras su encuentro con el niño del mar muerto, David intenta descubrir los secretos de los que éste hablaba: ¿por qué los seres humanos cayeron tan fácilmente desde el inicio de los tiempos y permitieron que nuestro mundo se desarrollara de esta manera? ¿quién está detrás de la oscuridad de los seres humanos y quién es el que controla realmente nuestra sociedad desde las sombras? ¿quién es el ladrón de llaves y desde cuándo hay un extraño joven rescatando a las personas dentro de sus sueños y trayendo la libertad para sus mentes?

Así, David y su amigo Tasmel continuarán sus aventuras por la Metrópolis mientras son perseguidos por el único Somnostigio que fue capaz de descubrirlos; Ruth se enfrentará con su peor miedo mientras el destino le depara un esperado reencuentro. Un secreto, un reencuentro, un sentimiento, un suspiro, una esperanza, un duelo a muerte, un regreso, una decisión, un sacrificio…

Bienvenido Oniromante, bienvenido al Mundo de los Sueños, una vez más.